BANDERA

12 Ago

Miguel Rix, Asturias

Voy a pintar mi bandera, Aún no sé su color, ni su forma,

ni siquiera sé si algún día, estará riéndose de mi hoy, sobre cualquier tela.

No quiero guerras, ya las tuve a cientos.

Descarto pues, que represente un lugar, una porción…

o mucho menos una utopía.

Mi bandera, será el instante, y justo, de ese color la pintaré.

Pretendo, que con sólo mirarla, este ahora, se reinstale en “otro ahora” y lo supla,

y me recuerde: que ese país inexistente que sus colores representan,

es un lugar sin muros, ni altos, ni bajos, ni prohibidos, ni asfixiantes:

Mi país, de viento y sin muros.

No, en mi bandera, no hay lugar para esos colores,

sólo hay trazos de las ridiculeces, que a esos que no se ríen, les hacen tanta gracia…

de esa tan sumamente graciosa: Ja. Ja. Ja.

Y paro ya, que ya es mucho reírse.

Mi bandera no tiene mástil, pues no tiene que erguirse triunfante ante nadie,

ni siquiera inspirar himnos con letra y letra pequeña…

Que de tanta pequeñez, acaban por agrandar a los que de tantas letras

que ponen a tantas vidas, a tantas banderas,

a tantos muros, a tantas leyes legisladas por escribientes avaros, a tantas y tantas guerras sin soldados ni trincheras (guerras de carne y hueso),

las guerras de un mundo gris… este mundo tuyo y mío,

moribundo y empequeñecido por tanta letra pequeña.

Ni hablar, mi bandera, ni tiene mástil, ni tiene himno,

ni éste letra, (ni grande ni pequeña).

Y puestos a inventar, elijo el color cristal, y pinto con brochas grandes,

compuestas por sueños pequeños.

En mi bandera hay un espejo donde puedo mirar mi hoy, y nunca mi ayer o mi luego…

Entonces, ¿Para qué hablar de cualquier mañana?

Mi bandera, Un recuerdo lleno de colores inventados de esperanza,

para decirle a quien quiera mirarla,

todos hemos heredado, esta tierra de luz y de verde y cada vez menos verde

y mucho menos agua.

Y eso significa, que nadie que ose mirarla, pueda poner más abajo,

a esos que él piensa, inferiores a él.

En mi bandera pone “prohibido prohibir”,

mirar mi bandera, y para eso, nada mejor,

que una vez que está escrita, bien dibujada, y que ni haga falta izarla…

Sea este el momento propicio, para enseñártela antes de quemarla.

Mi bandera soy yo, y asumir mis palabras, que es su mejor mástil,

y su color es mi piel, como quiera el sol pintarla.

Mi bandera es la tierra, vamos juntos a cuidarla.

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